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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Conciencia fonologia

Las habilidades fonológicas, que implican el conocimiento y la capacidad del lenguaje, se encuentran intrínsecamente asociadas con la lectoescritura de palabras en un sistema alfabético.
Estas habilidades permiten aprender la estructura fonológica de las palabras (por ejemplo, aislar el sonido /p/ en pata o detectar que pata y mata contienen un mismo sentido consonántico) y utilizar la formación fonológica en el procesamiento del lenguaje oral y escrito (Defior, 1996).
 Las dificultades fonológicas no se entienden en el sentido de problemas en la discriminación auditiva de las palabras (por ejemplo, distinguir las palabras pata/mata, pino/vino), sino en la capacidad de percibir y analizar sus elementos constituyentes (Defior, 1996).
Por tanto, la conciencia fonológica es la capacidad que sirve para analizar y manipular los elementos que constituyen el lenguaje, sus segmentos, es decir, fonemas, sílabas y palabras (Cabeza, 2002).

Los niños utilizan los códigos fonológicos cuando aprenden a leer y escribir, aplicando las RCGF (reglas de correspondencia entre grafemas y fonemas) en las fases iniciales de estos aprendizajes. Para llegar a dominar la habilidad lectora son indispensables, la toma de conciencia de la estructura fonológica del lenguaje hablado y comprender que el sistema de representación ortográfica de la lengua se basa precisamente en la división de las palabras en sus segmentos fonológicos (por supuesto que siempre referidos a las lenguas alfabéticas, en las que los grafemas representan una unidad de sonido) (Defior, 1996).

La conciencia fonológica: capacidad crítica para lograr un buen desarrollo lector. Los alumnos que carecen de ella son aquellos que más fácilmente pueden llegar a ser lectores retrasados, pues la lógica del principio alfabético se hace visible si el niño entiende que el habla está constituida por una secuencia de sonidos (Cabeza, 2002). Parece que la forma en que los niños generalizan el uso de los fonemas sigue un camino de difusión léxica, según Tyler y Edwards (1993), que va de las palabras que ya conoce a las nuevas, una a una. La conciencia fonológica no se adquiere sin el input que el niño recibe del entorno y por tanto de la interactuación con los adultos (Aguado, 2000).

La relación entre conciencia fonológica y lectoescritura sugiere que dicha relación es bidireccional y recíproca: la conciencia fonológica apoya y favorece la adquisición de la lectoescritura, y la instrucción en lectoescritura desarrolla igualmente dicha conciencia (Cabeza, 2002). En la actualidad, algunas de la tareas que están siendo objeto de estudio y que se suelen emplear para la elaboración de esa aptitud en niños prelectores se refieren a segmentar las oraciones en palabras, aislar sonidos (fonemas) en las palabras, etc. ( E. Jiménez, 1989).

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